Cierto día la pequeña Sojé jugaba entre los surcos morenos del maizal, era la temporada en la qué los elotes estaban jugosos y frondosos, los tiernos granitos acariciados por el rocío de la mañana parecían sonrisas. La muñeca de trapo qué la acompañaba estaba empapada del rocío, sus colores heran hermosos y penetrantes como las alas de las maríposas, o al menos esa era la persepción qué tenía Sejé acerca de su muñeca. Don benito, qué caminaba a pasos pequeños y cortados debido a la edad, pasaba en ese instante para recolectar alguno de los jugosos elotes de su coseha- Hija qué haces aquí- preguntó a la pequeña Sojé; qué con una gran sonrisa contestó- Esperando qué mi muñeca crezca y me invite a jugar, Benito sonrío, la tomó de la mano y le dijo- Camínemos juntos a la choza.
Al llegar a la vieja y derruída casa, Benito entró y sacó unas alas grandes de mariposa qué embonaban perfecto en el pequeño cuerpo de Sojé- Estás están hechas a tu medida- argumentó él viejo Benito, Sojé estaba muy contenta. A lo lejos se escuchaba una melódica canción; eran miles de mariposas mónarca qué arribaban a los viejos árboles qué con regocijo daban la bienvenida. Sojé sé arrodilló y alzo las manos al sol en simbolo de gratitud, algunas de las mariposas rodearon su cuerpo y juntas bailaron al son de la armoniosa música qué provenía de sus alas, las ramas de los árboles se movían con la danza mística. Sojé volvió de píe y sé dió cuenta qué todo era producto de su imaginación, Benito ya se había ido a su taller qué estaba del otro lado de la choza.
Sojé Entró hasta dónde estaba su abuelo, le vió ziczaguear un par de veces con una punta de maguey y sé percató qué lo qué construía era parecido a alas de mariposa- Para qué haces eso, abuelo-Sojé preguntó con insistencia- Benito contestó muy sonriente y amable- Pequeña mía, te contaré una de las cosas qué recuerdo feliz desde niño, tal vez una de las historias más bonitas. Benito sé acercó a un viejo buró, sacó un album viejo y polvoriento qué puso en las manos de Sojé, en el había fotos de niños de la comunidad (ahora convertidos en adultos); todos tenían alas de mariposa de diversos tamaños-¿sabes por qué tiene alas de mariposa? preguntó Benito, Sojé sé quedó callada por un instante, tratando de pansar para dar una respuesta-Bien, te contaré el porqué de las alas- Benito interrumpió el silencio y pensamiento de la pequeña. Benito cogió un pequeño banco, sé sentó y comentó a la altura de Sojé- Dicen los viejos sabios- la cara de Benito se llenó de ilusión- qué... del tamaño de los sueños y la fantasía debe ser el tamaño de las alas creadas para los niños, uno mismo tiene la capacidad de saber cuán alto puede volar, sin importar distancias, inclemencias y toda clase de imprevistos. Una sola tarea me fue dada, una hermosa labor me fue asignada, soy fabrícante de alas de maríposa para niños soñadores y fantasiosos.
By Francisco Escobar
Es un nombre bello, Sojé...
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